Una navidad en mi memoria.
Llegadas estas fechas, cuando tenía siete u ocho años, lo normal con esa edad era pensar en escribirle a los reyes magos, tener la ilusión de la navidad, disfrutar de las vacaciones… pero en mi caso no era así. Una vecina se encargó de destrozarme la única ilusión que me quedaba de la navidad, me contó que los reyes eran los padres y por lo tanto no existían; yo basándome en mi inocencia que me acompañaba con la edad, pensaba que mis hermanos aun siendo mas mayores que yo, seguían creyendo en los reyes, por ese motivo no dije nada, para no quitarles esa ilusión (pensándolo ahora incluso me rio).
Ese año, fue el que me operaron de apendicitis, y recuerdo que mis hermanos lloraban camino del hospital, por el temor a que les diría mi madre. Claro está que mi madre formó un espectáculo en el hospital, al enterarse que me tenían que operar; no era raro aquello para nosotros, pero la gente no lo veía igual. Pasé unos días en el hospital, y regresé a casa, esos días, supongo que por las visitas que me hacían pero mi madre estaba totalmente encantadora; no peleaba, no gritaba.. pero lo mas importante es que no le pegaba a ninguno de mis hermanos.
Llegada la navidad, mis hermanos se reunían en mi casa con temor, ya que en esas fechas mi madre para no variar pues se pasaba con el alcohol, y claro… formaba el espectáculo. En mi casa la noche buena, navidad, noche vieja y año nuevo, consistía en cenar y cada uno se quitaba del medio, para que cuando mi madre estuviera borracha, no pillara a nadie a su alcance, mi hermano mayor y yo nos íbamos a casa de unos vecinos, que tenían un hijo un año mas pequeño que yo, y pasábamos la noche jugando, así eran casi todos los años. Por eso yo no tengo el sentido de reunión familiar, villancicos , panderetas, zambombas… lo único que no faltaba en casa era una botella de anís del mono, y de JB. Vamos que lo único bueno de la navidad , era que comía caliente.
Llegada la noche de reyes, me fui a dormir temprano, solo estábamos mis tres hermanos y yo, estando yo dormida unos gritos me despertaron, rápidamente salí de mi habitación y vi a mis hermanos colocando unos regalos y a mi madre oliendo a alcohol mirándome fijamente. Mis hermanos disimularon diciéndome ‘’ mira!, los reyes ya han venido’’ claro que yo gracias a mi vecina, pensaba que mi madre los colocó ahí, pero como pensaba que mis hermanos seguían creyendo, les seguí la corriente aparentando que yo también creía en los reyes. Abrí mis regalos, casi todos eran para mi, mis hermanos tenían pocos pero sin embargo se les veía felices con solo ver mi cara al abrir la casa de muñecas que tanto quería.
Recordando esos momentos, y mirándolo ahora con ojos de adulta, pienso lo duro que tenía que ser aquello para mis hermanos, cuanto esfuerzo tenían que hacer para regalarme a mi lo que había pedido, cuantas horas de trabajo hacía mi hermano el mayor para poder comprarme una puñetera casa de muñecas, y aun estando agotado, sonreír al ver mi cara cuando abría los regalos; les debo mucho, por todos los esfuerzos que han hecho, por todas las cosas que maquillaban para que fuera mas feliz y sintiera que tenía una familia, y ahora escribiendo esta entrada, me doy cuenta de algo; tener una familia no es tener un padre y una madre, tener una familia es tener a alguien que te quiere por encima de todo, que hace lo que sea por hacer que tu cara se ilumine de ilusión. Siento que no he tenido padre, que no he tenido madre; pero he tenido y tengo unos hermanos que han hecho su labor mejor que nadie.
Doy gracias por la familia que tengo, sin ellos no sería lo mismo, sin ellos no estaría aquí, sin ellos no conocería que es querer a alguien por que sí, no sabría que es tener una familia.
Mi apoyo mas inmenso a todos aquellos que intentan cubrir a los mas pequeños, mi apoyo mas sincero a todos aquellos que debido a la economía, no tienen para comer, pero hacen mil esfuerzos para que a los mas pequeños de casa no les falte de nada, y lo mas importante, no vean la cruda realidad. Quizás nunca hemos dado gracias por todo lo que tenemos, pero pensad que hay gente que pese a no tener un plato caliente para comer, sonríen cuando sus hijos están delante, eso merece una cierta consideración; desde aquí apoyo a todos los comedores que dan comida a los necesitados, juguetes para ponerlos en la noche de reyes, y a esas personas que se disfrazan de rey negro, para llevarles la ilusión a los mas pequeños.
Si puedes ayudar, ayuda, no con dinero, con comida, ropa, juguetes… entre todos podemos ayudar a esos padres que lo dan todo por una simple sonrisa, que lloran de noche y ríen de día.